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Hitsugi no chaika - Volumen 1: Prólogo.

Actualizado: 10 may 2019

Prólogo: El final de la devastadora guerra.

Los días que habían estado continuando con normalidad… se estarían por terminar. Quizás el destino estuvo escrito en la pared hace mucho tiempo. Pero la chica era demasiado joven para saber sobre las circunstancias que rodeaban en el Reino, los países vecinos y demás lugares parecidos. Todo había comenzado y terminado en lugares con los que ella no estaba familiarizada. Lo único que ella podía hacer era quedarse parada allí ante este giro de acontecimientos. Alguien estaba gritando en alguna parte. Alguien estaba llorando en alguna parte. Alguien estaba chillando en alguna parte. Las innumerables capas de interminables gritos de agonía se fusionaron para crear una melodía cacofónica. La tragedia, los bramidos, los gritos, el abrumador números de voces se encontraron con el rugido de las llamas y el aullido del viento que formaba una retorcida sinfonía de destrucción. Era imposible saber de quien era la voz de quién. Así fue como un Imperio cayo de rodillas y gimió de agonía por última vez. “¡Su Alteza!”. Fuera de la ventana, ella podía ver algo extraño. En el cielo, muy lejos, algo enorme flotaba. Ella no sabia exactamente que tan lejos estaba, pero al instante entendió que su tamaño era increíble. En comparación con los [Caballero Dragón] quienes estaban volando a la vista, parecía que era más grande que el castillo, no, tal vez incluso más que una montaña. Pero eso estaba flotando. No había apoyos para sostenerlo. No había nada que lo suspendiera en el aire. Se comportaba como una nube. La única opción posible es que fuera magia, pero incluso si esto fuera cierto, era una hazaña demasiado extraordinaria. A primera vista, ella pensó que se veía como un cilindro en posición vertical, pero con una inspección más profunda se revelaría que era más parecido a cierto tipo de estatua. Se parecía a una doncella con ambos brazos en su pecho, imitando el acto de rezar. Eso era- “¡Su Alteza!”. Era el enemigo viniendo a atacar, pero le tomaría un tiempo darse cuenta de eso. Estoy asustada. Estoy asustada. Estoy asustada de mi mente. Pero fue demasiado tarde. El escenario de infierno ya se estaba extendiendo delante de ella. Un soldado enemigo. Otro soldado enemigo. Otro soldado enemigo. Otro soldado enemigo. Otro soldado enemigo. Otro soldado enemigo. Otro soldado enemigo. Otro soldado enemigo. Otro soldado enemigo. Otro soldado enemigo. Otro soldado enemigo. Otro soldado enemigo. Había soldados enemigos en todas partes. Los soldados enemigos se estaban desbordando delante de sus ojos. Un incalculable número de soldados se apresuraban a cargar contra sus oponentes con gran fuerza. Ella observó a los soldados abrumar, aplastar, matar, y agotar físicamente a sus enemigos, blandiendo sus armas y cargando hacia adelante con sus escudos en frente. Ella lo vio todo. “¡Su Alteza! ¡Su Alteza! ¡¿Dónde estás?!”. Ella era demasiado joven para comprender las estrategias o tácticas o cualquier cosa similar, pero incluso así, ella estaba convencida. No había esperanza de ganar. “¡Su Alteza…!”. Con la fuerza suficiente para derribar una puerta, una dama de compañía* que parecía estar en sus cuarenta años cayó en la habitación. (NT: Una dama de compañía, es la asistente personal de una reina, princesa o alguna familia real, su rango va variando según la época). “¡Ah, su Alteza, aquí estaba!” Ella gritó, mientras su rostro se contorsionaba en la mismísima imagen del pánico. Ella se veía absolutamente miserable; su cabello y ropa se habían convertido en un desastre. Sus palabras habituales de “Las damas de la corte deben ser formales y apropiadas, primero y ante todo" ahora se veía como una farsa. Ella probablemente se había tropezado y caído en alguna parte. Sangre goteaba de un corte en su mejilla. “¡Por favor! ¡Ven conmigo, rápido!”. “…”. La dama de la corte tomo la mano de la chica, y continuaron caminando por el castillo. Ella esperaba ver el pasaje oculto familiar, pero había cambiado completamente. Casi todo era rojo. Todo el color rojo se conformaba por las llamas ardientes, la sangre derramada, el paisaje con el que estaba familiarizada hasta el punto de estar cansada del mismo fue completamente aplastado y teñido con el color de la muerte y la destrucción. Las banderas que se habían alzado con orgullo ahora se estaban incendiado, o quizás eran las pinturas conmemorativas que se estaban quemando y esparcían cenizas por todas partes. La alfombra fue una de las pocas cosas que no se había incendiado, esto debido a la sangre que estaba empapada en esta. La alfombra manchada de sangre estaba cubierta por numerosos cadáveres de enemigos y aliados. Contarlos hubiera sido realmente imposible, ya que algunas partes ya no se parecían a nada humano. Muchos de los cuerpos habían sido cortados con espadas, pero también había cadáveres que habían sido quemados hasta quedar negros, y otros parecían haber sido tostados de pies a cabeza hasta quedar de un color marrón dorado. La manera en qué estas personas habían muerto sólo podía dejarse a la imaginación. Había cadáveres de hombres, había cadáveres de mujeres, había cadáveres de niños e incluso cadáveres de ancianos. Las muertes de todos y cada uno de ellos fueron verdaderamente todas dispuestas allí. Caminando a través de todo esto… “Esta bien, su Alteza. Todo estará bien”. La dama de compañía murmuró eso mientras se abría paso a través de los cadáveres, ocasionalmente pisando sobre los cadáveres mientras continuaba avanzando. Ella sonaba como si estuviese intentando tranquilizarse ella misma en lugar de la chica. Ni siquiera intento averiguar si el cadáver era aliado o enemigo, ellas no tenían tiempo para eso. “Si pudiéramos llegar a los aposentos de su Majestad y estar a su lado…”. Abriéndose paso lentamente a través de los cadáveres, la chica y la dama de compañía pasearon por el interior del castillo. El hecho de que no se encontraran con ningún enemigo fue un golpe de suerte que podría considerarse un milagro. Sin embargo- “¡Su Majestad! ¡La princesa regreso!”. La dama de compañía gritó esto cuando irrumpió en la sala de audiencias. “¡¿…?!”. Ella se quedó congelada en el lugar, golpeada por el terror. Normalmente, una sobreabundancia de sirvientes estaría en la sala de recepción. Esta enorme habitación debería haber sido llamada como un símbolo de autoridad del emperador, pero ahora, estaba completamente abandonada. La tenue luz del atardecer brillaba a través de las ventanas, tiñendo la habitación de un color lánguido. Y luego, allí, en el centro. El trono, sobre el cual debería estar sentada la figura del emperador, estaba vacío. En lugar de eso- “¡¿S-su Majestad?!”. La dama de compañía no pudo evitar jadear. A poca distancia del trono, un hombre había colapsado en el suelo y estaba acostado boca abajo. Ella no podía ver su rostro, pero con esta constitución y con ese lujoso hilo de oro y plata tejido a través de su ropa, no había dudas de quien era el. Además, no había dudas de que este increíble hombre ya estaba muerto. La evidencia: un charco de sangre que gradualmente se expande por el suelo de mármol. “Es-esto es…”. Después de murmurar, la dama de compañía miro el cuerpo del emperador con los ojos inyectados de sangre. Allí, de pie en un semicírculo, había la figura de ocho personas. Todos ellos estaban armados: Caballeros con sus espadas y magos con su Gundo*. Un demihumano con orejas de tipo bestia y una cola. Cada uno de ellos llevaba un uniforme diferente, y sus características personales y color de piel también eran diferentes. Probablemente, estos sujetos se habían reunido de todos tipos de países. (NT: Gundo es una herramienta que usan los magos para lanzar hechizos, si viste el anime entonces ya sabes). “¿¡Su Majestad, su Majestad… Su Majestad?!”. La dama de compañía continuo gritando mientras corría hacia el cadáver y caía de rodillas. Pero en el siguiente instante… “Su Majestad, usted-". *Thud* Un sonido sordo resonó en la sala de recepción. Una de las ocho personas se había movido. Usando su espada larga en su mano derecha, el había cortado la cabeza de la dama de compañía. La chica no logró ver que había pasado, pero vio que el espadachín ahora estaba parado en una posición diferente, y vio la cabeza de la dama que seguía mostrando una expresión de sorpresa mientras gritaba en el aire. Sólo podía haber una conclusión. “¿Tú eres… la hija del demonio?”. Uno de los ocho pregunto. Los ocho actualmente tenían su mirada enfocada en ella. Los gritos anteriores de la dama de compañía sobre “¡He traído a la princesa!” realmente había sido contraproducente. Incluso si ella lo hubiese negado o se hiciera la tonta, ellos no considerarían la misericordia. No, incluso si fuera en una situación donde ella prometiera guardar silencio no habría diferencia en su final. En el castillo infestado con muerte, no era como si alguien hiciera la vista gorda por si lo cuerpos aumentaban en uno o dos. De hecho, si dejan ir a un pariente de sangre del Emperador Tabú, pagarían por su negligencia y acabarían muertos, eso fue un proceso de pensamiento natural. “Entonces, supongo que no hay manera de evitarlo”. “Incluso si es una niña, no puede haber excepciones”. Los ocho comenzaron a acercarse con un aire de compostura. “Por la paz”. “Por la justicia”. “Por la sociedad”. “No rogare por tu perdón”. El espadachín que había decapitado a la dama podía verse levantando su larga espada. “Ahora bien, puedes maldecir y gritar todo lo que quieras”. Y entonces- **************************************************

Año del continente, 1604. En el continente de Verbist, la era de 300 años de conflicto vicioso por fin habían llegado a su fin con el colapso del Imperio Gaz en el norte. Su fuerza militar consistía en caballeros y soldados, magos, saboteadores y mercenarios. Había un total de seiscientos veinte mil de total en fuerza, junto con un número de armas basadas en magia, tres fortalezas en el cielo, una armada en Feyra y un grupo de fuerzas especiales conocidos como "Caballeros Dragón". Aún así, el Imperio Faz, “La raíz de todo mal”, fue borrada por completo de la faz de la tierra. Después de la destrucción del Imperio, seis naciones habían venido para formar una alianza y un tratado de paz mutuo a partir de ese momento, esta era una señal de que la guerra había terminado. El Imperio Gaz se dividió entonces, al igual que la asombrosa cantidad de recursos y riquezas que el Emperador Taboo había acumulado. Las seis naciones distribuyeron entre sí las grandes riquezas del Imperio Gaz, usándola de manera para la recuperación de posguerra, y la tecnología mágica de la que se enorgullecía el Imperio también fue distribuida de la misma manera. La era de la paz que todos habían esperado en sus corazones finalmente había llegado. Pero…

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